martes, 15 de enero de 2019

Abandonar y quedarse al mismo tiempo


Octavo de los “Relatos del Exilio de una víctima marica”.

Lunes 15 de enero de 2007
Hoy me he despertado muy temprano, la ansiedad que me produce saber si me dan o no la visa no me ha dejado dormir apropiadamente.
En medio de la noche intenté meter cosas en las maletas, pero me di cuenta de que las que tengo son muy pequeñas. He tomado la determinación de comprar maletas muy grandes y pagar exceso de equipaje porque estoy seguro de que me lo cobrarán. Aun así, estoy haciendo grupos de cosas que deseo llevar. En esos pequeños montículos quito y pongo elementos.
Sé que quiero llevar algunos de mis libros, de lo que sí estoy seguro es que llevaré copias de aquellos que son de mi autoría y en los que aparecen capítulos escritos por mí.
El papel pesa demasiado, a pesar de ello llevaré las copias originales con los sellos de recibido de las diferentes denuncias que hice en las diversas instituciones que han atendido mi caso. Todo este material lo he venido recogiendo desde que me decidí por el exilio. Tengo documentos del Ministerio del interior dirección General para los derechos humanos, la Policía Metropolitana de Bogotá... No había hecho conciencia de qué tenía correspondencia del grupo de protección de dignatarios, eso me pareció extraño, aun cuando había tenido guardaespaldas policía por algunos días, no tenía conciencia de que dos estaciones de policía hacían rondas de vigilancia en mi casa y en los lugares que yo frecuento; defensoría del Pueblo la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y también de la SIJIN[1].
Gloria Ortega[2] fue quien pensó que yo necesitaba los guardaespaldas, y a pesar de que era verdad tenerlos era terriblemente incómodo, no podía mirar a ningún hombre en la calle y menos saludar a nadie pues siempre querías saber quién era, de dónde lo conocía y era algo molesto tener que decirles que lo único que sabía del chico en cuestión era que ¡estaba muy bueno!
Más engorrosos aún era tener permanentemente un policía en la puerta; siempre querían identificar a todo el que llegaba y conocer sus antecedentes en la base de datos de la policía… Dos de los asesorados eran guerrilleros que tenían sus actividades en el Caquetá, otro personaje era un sacerdote a quien cuidaba una paramilitar que creo que era además su novio…  Ni siquiera yo sabía quiénes eran las personas que buscaban apoyo y no podíamos pedirles sus nombres porque en la línea de apoyo de la fundación Apoyémonos que funcionaba en casa les informábamos que el servicio era anónimo, gratuito y confidencial…  así que los guardaespaldas duraron muy poco a nuestro servicio.
He llegado muy temprano a la embajada, aún estaba cerrada la puerta. Fui el primero en entrar. Me atendieron bastante rápido; aun así, sentía que el corazón se me iba a salir del sitio; la persona que me atendió no me dijo si me habían dado la visa o no, simplemente me entregó el pasaporte; cuando lo ojeé y me detuve en la página en la que estaba la visa sentí como un pequeño vacío. Es muy contradictorio porque sabía que, por una parte, me podía ir inmediatamente, y por la otra, tenía ya la certeza de que mi vida en Colombia se acababa.
Lo más fuerte fue escuchar que debería comprar un seguro de repatriación de cadáver... Extraña paradoja porque viajaba precisamente por la necesidad de seguir viviendo. He ido inmediatamente a comprarlo.
Esta partida me ha puesto frente a situaciones con respecto a las cuales ya había tomado decisiones. Me han dicho además que debo comprar un seguro de salud por 3 meses como mínimo. Ya previamente me dijeron que debía realizarme una prueba diagnóstica para la presencia del VIH, el virus que causa el SIDA, de tuberculosis y de enfermedades de transmisión sexual. Yo sabía que no tenía nada porque uso condones desde 1979 y además, en un arranque de imbecilidad me había hecho una prueba rápida en Montreal, en el Congreso Mundial de SIDA el que me invitaron a hablar. Se repitió el mismo temor infundado y la crisis emocional de la espera.
Me he encontrado con Marcela Sánchez Buitrago directora de Colombia Diversa, el programa no gubernamental de protección a defensores de derechos humanos en Colombia, con planeta paz y con Henry Vallejo Vargas coordinador del Centro Comunitario LGBT de Bogotá; también he hablado con Piedad Córdoba. a instituciones y personas les he solicitado que avalen que soy un líder en el tema de los derechos humanos de las minorías sexuales en Colombia. Por supuesto les he tenido que explicar para qué era la carta e igualmente les he solicitado que escriban lo que ellos estimen conveniente. Algunas de las cartas me las escribieron inmediatamente y las otras quedaron de enviarlas por correo electrónico. Estoy muy sensible y leer las cartas aun cuando me agrada me producen también mucha tristeza.
Me pareció muy importante llevar la donación de revistas, vídeos, un equipo de reproducción multi-sistema y un televisor al Centro Comunitario LGBT, pues pienso que ellos son los mejores depositarios de esos equipos y documentos. Mi biblioteca de libros relacionados con las sexualidades, muchos de ellos entregados en mano, dedicados y autografiados por sus autores. Me ha firmado la recepción Iván Ángel Manrique a nombre de la Unión Temporal Profamilia/ Arcoiris/ Colombia Diversa... Sentí cierta satisfacción al ver que la mía era la primera donación.
He comprado las dos maletas, son enormes; me han asegurado que las reciben sin ningún problema... Excepto que debe de pagar como mínimo 100 dólares por cada una de ellas por exceso de equipaje.
Seis veces he hecho y deshecho la maleta. Al mismo tiempo están viniendo personas para despedirse. Yolanda Quintero se llevó algunos de mis cuadros para guardarlos, Alfonso castaño también me la guardara algunas obras y otras se las he regalado, también ha querido guardarme dos enormes espejos cuyos marcos están tallados a mano y decorados con pan de oro... Cuando he pensado a quién y qué dejar de regalo o guardado también he tenido que decidir que probablemente estas cosas les quedarán de manera permanente si es que no puedo regresar o me muero antes. A John, mi novio, le he dado algunos detalles especiales, cosas mías que sé que le encantan... Quien se quedará con la mayoría de las cosas es Ricardo Molano… me produce nostalgia y desasosiego dejarle montones de tareas; no me siento capaz de decidir; sé que él tiene el criterio suficiente para decidir, lo que no sé es como hará para movilizar sus emociones…Me han traído algunos regalos de Navidad y debo hacer un campo para ellos en la maleta.
3:40 minutos de la mañana, se va la última persona. Todos los abrazos terminan en llanto, en especial con los que conocen la razón real de mi partido. A Molanito algunas veces se le humedecen los ojos cuando los otros lloran, nunca hemos hablado de qué siente él, porque tampoco lo hemos hecho sobre cómo me siento yo. Molano también se va a su cama, es muy valiosos tenerlo cerca y como amigo, cómplice, compañero…
Intentaré dormir al menos una hora... Debo estar en el aeropuerto a las 5:30 de la mañana. Alrededor mío hay un enorme caos... No tengo deseo de arreglar nada, tan solo quiero cerrar los ojos y olvidarme del mundo por unos minutos.
Alicante, enero 15 de 2019

Lea en estos links los demás relatos
En este link puede leerse la primera entrega de los “Relatos del Exilio de una víctima marica”: Gozar de la cercanía de los seres amados: El mari(ca)... del Manuel; Leer aquí la segunda entrega: Del corazón y otras razones; en este link la tercera entrega: Cuando el cloro de la piscina de la vida cotidiana irrita tus ojos; aquí la cuarta entrega: En medio de la tempestad algo de calma; en este otro la quinta entrega: Todo se derrumba, todo se construye; es este link la sexta entrega: No solo de recuerdos está hecho el mundo; la séptima entrega: De los ritos de la vida y de la muerte; y,  por último Abandonar y quedarse al mismo tiempo, que puede leerse aquí.


[1] SIJIN: Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional de Colombia.
[2] Periodista y sobre todo amiga. Cómplice y aliada en el trabajo preventivo en sida desde las ONG y también como jefe de Prensa del Ministerio de Salud en Colombia durante la administración de Camilo González Posso. Gracias a su intermediación fui el primer homosexual pagado por la Organización Mundial de la Salud como asesor de un Ministro de Salud para el Programa nacional de sida de Colombia. Fue directora de la Fundación Apoyémonos, Fundación colombiana de apoyo en sida, hepatitis y otras enfermedades de transmisión sexual.

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