domingo, 25 de noviembre de 2007

Inmigrante, refugiado, asilado y sujeto sexuado

Cuando se sale del país de origen, no se piensa en que se será un inmigrante, sin embargo al llegar a un nuevo país existen dos posibilidades de ser clasificado: si eres rico, y/o te hospedas en un hotel entonces eres turista, de otra forma serás inmigrante.

Cuando se me ha llamado inmigrante, siento que quien hace la referencia elabora una construcción particular que se basa en sus propios prejuicios y estereotipos, a partir de lo que considera para sí mismo con relación al otro (yo), es su historia y cultura.

En evidente que la persona sabe que no todos los inmigrantes somos iguales, pero nos organiza bajo esta misma denominación; que a su vez es la categoría desde la cual se relaciona o no con migo y como persona; dándome, cuando ha logrado vincularme de afectiva, estudiantil o laboralmente, un trato que siempre ha sido desigual con la forma como trata a los nativos.

Para quien llega a un país, se le dificulta contextualizarse con relación a la forma como se establecen las relaciones, se vive la cultura, los desarrollos políticos, económicos y jurídicos del país visitado; pero quien se relaciona con el visitante, igualmente desconoce dicha contextualización.

La persona nativa, en especial si uno se halla residiendo en un país considerado desarrollado suele imaginar que la cultura del otro en menos desarrollada. La cultura propia, de quien se relaciona conmigo, no solo es la cultura dominante, sino además el patrón de medida cultural y el “deber ser” cultural. Las personas utiliza conceptos tales como “bajo nivel cultural” para valorar aquellos aspectos que consideran que no están a la par de su patrón de medida.

Desde este “deber ser”, con relación a la formación formal, académicamente hablando, se considera que la del nativo es de un mayor y mejor nivel; cuando no es que se asume que los inmigrantes, por provenir de países pobres, entonces somos iletrados, incultos o con un abajo nivel de escolaridad. Suele pensarse que cultura y formación académica son sinónimas.

Se tiende a pensar que todos los inmigrantes viajamos por cuestiones económicas y poco se profundiza sobre cuáles son las razones causantes de la inmigración. En el caso en que se conoce la causa del viaje, se asume que el poco conocimiento que se tiene sobre las condiciones sociopolíticas, económicas y de derechos sexuales de mi país, son información suficiente para explicar mi trayectoria.

Creo que esto radica en el hecho de que en el momento en que haya un interés mayor, se me está reconociendo como un auténtico otro y en dicho caso estoy siendo asumido persona. Como tal, ya no se me ve, asume y entiende como un problema.

Cuando he sido identificado persona, como un autentico otro, situaciones como la situación laboral, legal, de salud, educación o promoción social pasan a ser de la incumbencia del interlocutor.

De todas formas cuando se aspira a laborar en un trabajo que requiere un nivel de formación mas levada que el “normal” las personas me han hecho entender, no muy explícitamente, que dicho trabajo debería ser para un español. En evidente que se considera que los trabajos que deberíamos desempeñar los inmigrantes son aquellos que los nativos no desean o aquellos para los cuales no hay personas adecuadamente formadas para su desempeño en este país.

En la medida que se profundizan las relaciones, por ejemplo, he notado que la diferencia cultural tiene un peso importante en la inserción social, ya que no solo por mi caso sino por el de otras personas, he observado que quienes intentan transplantarnos a la nueva cultura, no lo logran; sin embargo, con el paso del tiempo, se va sucediendo en nosotros un proceso de interculturalidad, en el que tanto nosotros como quienes comparten, asumimos elementos propios de la otra cultura.

He notado que, la cultura no está circunscrita a un territorio, que no es homogénea en mi país, como tampoco lo es en el del nativo. Lo explico asumiendo que nuestra identidad como sujetos sociales, se da a partir de nuestra pertenencia a una sociedad, una cultura, unas relaciones sociales que se suceden en un tiempo y espacio, concretos.

Cada persona tiene sus propios recursos culturales para establecerse en una nueva cultura, recursos que le sirven para comunicarse asertivamente con sus coterráneos pero que a su vez le dificultan la relación con las personas originarias de la sociedad receptora, y así mismo con otros inmigrantes provenientes de terceras culturas. No asumo que exista una conciencia colectiva colombiana, ya que, por ejemplo, mi país tiene múltiples regiones socioeconómicas y políticas con importantes variaciones culturales.

En mi caso particular, en el que ya no solo soy un inmigrante, sino además un refugiado en busca de asilo, las relaciones sociales son aun más diferentes que las de aquellos que no lo solicitan.
Soy refugiado, dado que mi salida se debió a temores fundados en mi posición y opinión políticas y en mi orientación sexual; razones por las que fui perseguido, amenazado y victima de un atentado en contra de mi vida por parte de agentes de grupos paramilitares, razones por las que, además, me encuentro fuera del país, y por las que tampoco puedo regresar al mismo. Actualmente me encuentro en proceso de asilo, es decir, España se encuentra examinando si reúno o no, las condiciones para ser titular del mismo.

El hecho de que mi caso haya sido admitido a trámite, 29 días después de que fue presentada la solicitud, me permitió obtener un documento de identificación (tarjeta amarilla) que además me autoriza a trabajar, tarjeta que ya me ha sido renovada por seis meses mas, luego de que se cumplieran los seis meses de expedida. Esta tarjeta amarilla me permite identificarme en el país con un NIE Numero de identificación extranjero.

Me ha llamado la atención que la tarjeta amarilla es poco conocida, y en especial, que cuando se me solicita un documento de identidad y la presento, las dependientes suelen consultar con sus jefes sobre si es suficiente para identificarme o no. De todas formas nunca se me ha negado ningún servicio por esta causa.

Al intentar abrir una cuenta de ahorros en una institución bancaria la persona que me atendió me pidió copia del pasaporte y aun cuando yo le expliqué que no lo tenía porque me había sido retenido al solicitar el asilo, me dijo que sin este documento no se podía abrir dicha cuenta. El hecho de que yo tuviera en mí poder una copia compulsada del pasaporte, que solicité al comisario de extranjería y documentación, y me fue facilitada al presentar el caso de asilo, me permitió presentarla y obtener así el servicio.

Como homosexual, he notado que el peso de la cultura me permite identificarme con dicha orientación sexual en mi país y que esto me posibilitaba, en Colombia, construir relaciones afectivas, sexuales, genitales y emocionales con otros hombres, pero he observado que las maneras de relacionarse de los hombres homosexuales españoles, son también aprendizajes culturales y que en tal sentido yo no estoy en condiciones plenas para relacionarme como un homosexual de este y en este país. Pareciera ser que el proceso de interculturalidad en este tema es aun más complicado, ya que requiere un grado mayor de intimidad que el que se da en cualquier otra relación de la cotidianidad.

No solo las practicas, partes del cuerpo, formar de mirarse o de relacionarse son particularidades culturales, sino que además por ser el lenguaje de la sexualidad un lenguaje de la intimidad, no se comunica tan fácilmente.

Creo que las maneras como se vives el cuerpo, el sexo, el género, la genitalidad, la orientación sexual y las expresiones comportamentales sexuales, son eminentemente culturales y aun cuando asumo que son móviles, también comprendo que dicha movilidad requiere de la interculturalidad que pudiera darse al intentar construir una relación de pareja. A ello debe sumarse que, para quien además no cumple con los patrones estéticos de la cultura homosexual local, le es mucho mas difícil construir relaciones y que de alguna manera esto debe ser lo que me ha sucedido hasta el momento; igualmente tengo claro que aun cuando esto es una dificultad, cuando de circula en aquellos lugares de encuentro de la población homosexual todo encuentro se hace mas fácil. A pesar de ello, la incertidumbre frente a lo que me depara el futuro parece ser una razón para que no circule y me relacione con otros hombres homosexuales.