martes, 2 de octubre de 2012

Los derechos, ante la deportación en USA, de parejas del mismo sexo cuando una de ellas es inmigrante



Una nueva interpretación de las leyes de deportación en los Estados Unidos de Norteamérica da pie a que en el caso de parejas del mismo sexo legalmente constituidas en que una de los/las miembros es un inmigrante en situación irregular que esté en proceso de deportación puedan apoyarse en su matrimonio como argumento para que la persona no sea deportada.

El presente post se basa en el escrito de María Rodríguez publicado en la Guía de About.com, a dicho escrito le he hecho una mínimas modificaciones.

En los últimos años, los casos de deportación de inmigrantes cuya permanencia no cumple con los requisitos legales exigidos en USA y que no poseen un récord criminal se han convertido en una práctica habitual que ha sido protestada por numerosas organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes.

En respuesta a estas protestas, el Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica ha autorizado al Departamento de Seguridad Interna y al Servicio de Inmigración a evaluar caso por caso los procesos de deportación y a paralizar la expulsión del país de las personas que lleven viviendo aquí cierto tiempo -sin especificar- y tienen un récord penal limpio.

Directrices

Cómo se articulará esta nueva política está todavía pendiente de especificarse. Pero cumplirá como mínimo con las siguientes directrices:
1. Comenzará a aplicarse a los más de 300,000 procesos de deportación pendientes, que serán revisados.
2. Se aplicará a aquellas personas que hayan llegado a Estados Unidos siendo niños.
3. También beneficiará a los familiares directos de personas que sirvan en el Ejército, estén casados con ciudadanos estadounidenses o tengan hijos estadounidenses, como es el caso de todas aquellas personas que tengan al menos un hijo nacido en EEUU.
4. No se descarta que la revisión y paralización de la deportación se aplique a casos no contemplados en los puntos anteriores.

Las parejas del mismo sexo legalmente constituidas

Una novedad es que el concepto de "familia" incluirá a los matrimonios entre personas del mismo sexo que sean legales según las leyes de determinados estados, como por ejemplo Nueva York o Iowa. Por lo tanto, se podrán paralizar las deportaciones de extranjeros en los casos de matrimonios homosexuales, aunque la ley federal no reconoce tales matrimonios.

Requisitos

La condición fundamental para que la deportación pueda ser paralizada en estos supuestos es que el inmigrante indocumentado no haya cometido violaciones repetidas de las leyes inmigratorias, como por ejemplo, regresar a EEUU en varias ocasiones tras haber sido deportado. También es muy importante no haber sido condenado por haber cometido ciertos delitos.
Por último, deberá ser una persona de "buen carácter moral".

Información adicional

Artículos en About.com que pueden ser de su interés

·        Indocumentados

Información complementaria

·        Expulsión inmediata
·        Cómo elegir abogado

martes, 14 de febrero de 2012

La vida simple de un asilado. Parte 2

Sobre la experiencia de vida como refugiado político en España en los últimos cinco años de mi existencia, versa el siguiente post que es continuidad de uno anterior que cuenta los momentos previos a la salida de Colombia, cuyo contenido se denominó  Cinco años no son nada.

No solo fue el peso del conflicto, también las amenazas de muerte que me habían sido hechas y extendidas a mi familia eran los hechos que me obligaban a huir del país. A ello se adicionaba la evidencia de que otras personas cuyas familias habían sido amenazadas sufrieron pérdidas irreparables de personas quienes no tenían alguna relación con sus investigaciones, sus palabras o su experiencia de vida.

El martes 16 de enero de 2007 salí de Bogotá hacia España, luego de una pequeña escala en New York llegué a Madrid. Llegué a San Sebastián el 17, en plena nevada, con mi única riqueza material: la ropa que traía puesta  -que no era propiamente para invierno- y una pequeña maleta de mano con el computador, dos libros, la cámara fotográfica y un cepillo para los dientes. Las maletas se habían refundido en USA y llegaron tres días después.

Me alojé en casa del maestro Orcasitas, quien me ofreció en arriendo su casa además de facilitarme la aceptación en el doctorado en psicopedagogía en la Universidad del País Vasco. La noche de mi arribo habló con migo hasta las tres AM y me propuso ser mi director de tesis. A la mañana siguiente salí para comprar algo que ponerme pues estaba con la misma ropa hacía tres días y lo que llevaba puesto no era suficiente para poder soportar el frío; debía conseguir zapatos resistentes a la humedad que me sirvieran para caminar en la nieve , guantes y un paraguas, también en que escribir. Esa misma noche me informó que debería presentarme a la mañana siguiente a clases.

Llegar directamente a clase fue una maravilla, al estar tan ocupado no tenía mucho tiempo para pensar; al presentarme ante los compañeros, rito que se repetía con cada nuevo docente, siempre sucedía que por más que intentara no hacerlo terminaba llorando al informar que había llegado a España en busca de asilo político. No podía decirlo abiertamente en clase pero realizar el doctorado en Intervención Psicopedagógica no era mi meta cuando salí de Colombia, yo quería salir del país para que mi familia no se viera afectada por las amenazas de muerte y esto no lo sabían; se fueron enterando poco a poco y con más detalles muy recientemente, cuando yo ya estaba bien instalado y la noticia ya no tenía ese peso emocional que la decisión hubiera tenido para ellos.

Cuando informaba que ya tenía un director de tesis esto siempre creaba cierta sorpresa en docentes y especialmente en algunos estudiantes, pues la práctica frecuente es que haya que rogarles un poco para que acepten, pero más se extrañaban cuando les decía que mi tesis era un estudio autobiográfico de mi contribución a la educación sobre la sexualidad a partir de mi experiencia como líder homosexual; tema propuesto por mi director quien ya había paseado por mi currículo antes de mi llegada a España. Era tan insólita esta situación que yo siempre terminaba con mis mejillas coloradas y mi cabeza gacha al tratar de explicar lo que pretendía estudiar.

Decidí dedicarme de lleno al estudio en la medida en que fui afianzando mi interés por el doctorado. Terminé por hacer en vez de un estudio autobiográfico uno autoetnográfico. Esta fue una sabia decisión porque las preguntas ahora se centraban en conocer qué era la autoetnografía y así pasaba de lado la explicación de por qué estudiaba sobre mí mismo.

Para mi solicitud de asilo era importante no solo contar con el aval de organizaciones y personas en Colombia sino también con el de alguna organización en España, fue así como llegué como voluntario aGehitu Asociación LGTB del País Vasco. Mi caso se tramitó inicialmente en la sede de Bilbao de CEAR Comisión Española de Ayuda al Refugiado, allí el 6 de febrero de 2007 la  abogada Suniva Martinez redactó mi solicitud de asilo.

La visita a CEAR fue bastante traumática para mí, no por tener que desplazarme a otra ciudad o por la atención que me brindaron, pues esta fue excelente, sino precisamente por lo que sucedió durante el apoyo. Antes de llegar a CEAR me encontré en la calle con un gato negro muy similar a una de mis gatas que había dejado en Colombia al cuidado de mi ex-mi-amor Ricardo Molano; cuando la vi me emocioné de tal manera que me tuve que sentar en la calle a llorar por varios minutos. Una vez pasada la nostalgia me dirigí a la Comisión cuya sede estaban arreglando, por esa razón Suniva me atendió en la cocina; esto me trajo muchos recuerdos porque este tipo de espacio es considerado por mí, ideal para el apoyo emocional, así que yo había tomado la costumbre de hacerlo mientras tomábamos un café o alguna otra bebida pues sabía que esto facilitaba el dialogo y la entreayuda.

Suniva hizo lo mismo que yo solía hacer, me ofreció una taza de café, que ella misma preparó en una taza china similar a las que yo utilizaba para dicho fin en la cocina de mi casa. El rito fue igual al mío… No pude frenar mi desborde de emocione; saltó el tapón que yo había logrado poner unos minutos antes y me puse a llorar con tal sentimiento y emoción que la chica terminó de ojo húmedo abrazándome. No había llorado tanto ni de tal manera ni siquiera en mi despedida realizada la noche previa a mi viaje o cuando me despedí de mi familia en el aeropuerto. 

CEAR me propuso presentar el caso por medio de la Cruz Roja Española en San Sebastián, siendo yo su primer. Esto era más conveniente porque me evitaba costos y especialmente porque la solicitud debía presentarse en la ciudad en la que está la vivienda.

La Cruz Roja ofrecía algunas ayudas a los refugiados consistentes en techo y comida por seis meses, sin embargo esto implicaba vivir en otra ciudad y hacerlo hacinado junto con otros posibles refugiados en su mayoría africanos llegados en pateras, personas cuyas lenguas me eran desconocidas y cuyas vidas eran bien diferentes a la mía, pues yo había venido por ser un mariquita militante, líder social y político y no presionado por la pobreza absoluta. No acepté dicha ayuda, hacerlo era un inconveniente, especialmente dado que estudiar y estar en una asociación LGTB era, de alguna manera, dar continuidad a mi existencia.

La comisión de Cooperación de Gehitu avaló mi caso y a las 10 de la mañana del 22 de febrero me acompañó junto con Kepa de Cruz Roja, a la Dirección de extranjería e inmigración. Allí Mercedes Calvo Serulla, cuya sensibilidad y tacto me dejaron admirado, fungió de abogada de oficio. Ella oía mi historia y luego la relataba a Ramón Fidalgo, el policía entrevistador; el relato era tan impresionante que cuando yo escuchaba mi caso se me antojaba mucho más grave de lo que a mí mismo me parecía.

El 23 de marzo de 2007 me entregaron mi primer NIE (Número de Identificación de Extranjeros), hecho que llamó la atención de CEAR y Cruz Roja porque tradicionalmente ese primer documento se entrega en promedio hasta seis meses después de solicitar el trámite de asilo y a mí me fue entregado un poco más de un mes después de hecha la solicitud, con una característica adicional: incluía permiso de trabajo. Este era también la confirmación de que mi caso había sido aceptado a trámite. Su validez era de seis meses y debía renovarlo cada vez que se venciera hasta que me concedieran o negaran el asilo.

En junio de ese mismo año mi hermana Ana Luisa me hizo reflexionar sobre el doctorado que estaba realizando, pues aun cuando me hallaba a gusto, mi interés, realmente, era formarme en el campo de la salud. Ella me motivó a presentarme al Doctorado de  Enfermería y Cultura de los cuidados en la Universidad de Alicante. Me aceptaron fácilmente. 

Me trasladé de San Sebastián a vivir a la Vila Joiosa, un pueblo a una hora en tranvía de Alicante. Viví en casa de Adriana Rodríguez una chica caleña casada con Angie Simonis, una española  reconocida lideresa y autora lesbiana en España quien presidía DecideT la Asociación LGTB de la Provincia de Alicante. A Adriana la conocí porque me enteré que con motivo del 28 de junio de 2007 la FELGTB Federación Española de Lesbianas, Gay, Transexuales y Bisexuales realizaría en Madrid un Foro sobre la situación LGTB Latinoamericana. Escribí a la FELGTB y allí me informaron que Adriana hablaría por Colombia y me facilitaron sus coordenadas, pues ella era la encargada del Área internacional de DecideT.  Coincidencialmente Adriana preparaba su documento teniendo como base varios escritos de mi autoría y fue así como me invitó a hablar junto con ella. Nos conocimos posteriormente en Madrid y como en la vida todo va en lazado terminó invitándome a su casa mientras yo hacía mis trámites en la universidad.

Estando conviviendo con Angie y Adriana me presenté como voluntario a DecideT, dos meses después me propusieron trabajar como Técnico del programa de prevención de VIH/sida en HSH trabajadores sexuales; dos meses después que fuera candidato a la coordinación general de la Asociación. Fui elegido, así me hice más activo en la militancia y en la prevención. Fui coordinador por tres años, luego la Asociación cambió de junta directiva, nombre y hasta de sede, yo pasé a coordinar el Área de Salud y de ahí al Área de Investigaciones Sociales. Luego de trabajar por tres años en el programa de prevención de VIH/sida en transexuales y travestis trabajadoras sexuales ya no ejerzo ningún cargo en Diversitat Asociación LGTBI de Alicante.

Prosigo con mi trabajo en Colombia y lo hago virtualmente en la formación de Docentes Universitarios. El Desempleo en España está en aumento y supera el 20%. La imposibilidad de tener un trabajo continuo ha sido un aliciente para continuar estudiando. En 2008 culminé mi Periodo de Investigación y obtuve mi Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en el Doctorado en Intervención Psicopedagógica de la Universidad del País Vasco con una investigación denominada “Estudio autoetnográfico descriptivo de  la experiencia-comprensión del proceso de transformación personal y social del autor, en el Movimiento Homosexual Colombiano, ubicándola en el contexto de cambio cultural y social de dicho país, con el fin de indicar- inferir cierta estructura que permita actuar educativamente”.  La calificación obtenida fue la máxima posible: 10 Sobresaliente. Estoy culminando la escritura de mi tesis doctoral en Psicopedagogía.

En 2009 terminé el Periodo de Investigación y obtuve mi DEA en el Doctorado en Enfermería y Cultura de los cuidados de la Universidad de Alicante con la investigación “Formación de enfermería en el cuidado de adolescentes en sexualidad, salud sexual y salud reproductiva”, siendo la calificación 10 Sobresaliente. Para esta investigación obtuve una beca del CEM Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante.

El ocho de abril de 2010 salió la resolución de la Subdirección General de Asilo, Oficina de Asilo y refugio, de la Dirección General de Política Interior del Ministerio del Interior de España por la que se me “reconoce la condición de refugiado  y conceden el derecho de asilo”.

En 2010 me ofrecieron una beca de la Consellería de Solidaridad y Ciudadanía de la Generalitat Valenciana para cursar un Máster en Gestión de las Políticas Migratorias e Interculturalidad; realicé la investigación “El cuerpo aquí, la mente allí: Etnografía sobre la construcción identitaria de latinoamericanos viviendo en Alicante, España” cuya defensa realicé en Diciembre de 2011 obteniendo calificación de 10 Sobresaliente.

El 12 de abril de 2011 fui distinguido como Doctor por la Universidad de Alicante en el Doctorado en  Enfermería y Cultura de los cuidados, con la tesis “Estrategias docentes de Enfermería para el abordaje de la sexualidad, la salud sexual y la salud reproductiva en adolescentes y jóvenes” en la que obtuve la calificación: 10 Sobresaliente CumLaude por Unanimida, que es la máxima posible en un doctorado en la UA.

Durante un tiempo produje radio para inmigrantes que pertenecen a las minorías sexuales viviendo en España en la emisora La Nuestra FM de Madrid y también en AGMagazine radio de Argentina. A través de los oyentes he comprobado que no soy el único colombiano, ni mucho menos el único latino excluido por sus posiciones políticas y su orientación sexual. Continuo escribiendo en algunos medios, entre ellos la Revista Semana en  Colombia. Gané el Tercer puesto en la 5ª versión del Premio Latinoamericano de Periodismo en Salud, Red-Salud 2009, otorgado por la OPS/ la Iniciativa de Comunicación y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. En los 6tos Galardones León Zuleta por la Diversidad Sexual y de Género (2010) me concedieron la “Mención especial a la Militancia León Zuleta” que fue otorgada por la Mesa de Trabajo LGTB Bogotá con apoyo de la Secretaría Distrital de Gobierno, Alcaldía Mayor de Bogotá.

Creo que cada cual se construye su propio mundo y que a pesar de lo adverso de las circunstancias logré salir a flote, aprender a nadar y alcanzar la otra orilla. Por supuesto no tengo la vida cómoda que tenía en Colombia, estoy lejos de mi familia y de muchos otros seres que amo, me he perdido los debates sobre los derechos civiles de las parejas del mismo sexo o la política pública LGBT de Bogotá y a nivel nacional, pero no por estar fuera he dejado de participar o de conmoverme con el conflicto interno colombiano o la situación de los secuestrados.

No me arrepiento de lo dicho, lo sigo haciendo y no me he callado. La diferencia está en hacerse sujeto activo en contra de la violencia, en denunciar cada vez que nos sea posible cualquier forma de vulneración a los DDHH, en hacer lo imposible para que se conozca, no porque las víctimas sean LGTB sino porque no podemos permitir que en ningún país del mundo existan ciudadanos de segunda categoría.

Un aprendizaje grande es asumir que se puede ser feliz viviendo con lo esencial; le he encontrado más gusto a los pequeños detalles, me ha sido difícil entender que hablo un castellano diferente, que incluso las palabras tienen significados y usos distintos, me han hecho sentir inmigrante como si esto fuera denigrante, pero también me han invitado a escribir y participar políticamente sobre este tema.

No puedo quejarme, hermanos, cuñados, sobrinas y amigos han venido a visitarme. He encontrado nuevos afectos, reforzado algunos de los que ya tenía en Colombia, aprendido sobre diferentes niveles del amor y comprobado quiénes son realmente los y las que me aman. Algo importante para mí ha sido no estar solo; además de la compañía de Angie y Adriana inicie una relación con Antonio Domenech quien es mi pareja desde hace casi cuatro años, su familia me acepta completamente y me invita a sus ritos familiares.

Tengo muy buenos amigos: Ana, Bernardo, Virgilio, Rosa, Esther, Maricarmen, Mercedes, Ernesto, John…  quienes me acompañan en los momentos de crisis y oyen con gusto mis rollos y hasta los han hecho parte de su existencia. He hecho de la Web el punto de encuentro con la familia y las relaciones, aun cuando virtuales, incluso son más continuas que cuando fueron presenciales.

Confío en que algún día podre encontrarme nuevamente con los seres que siguen en Colombia y a quienes amo, no porque tengan que salir del país a la fuerza sino porque nuestros conciudadanos y gobernantes lograrán entender que hay maneras menos violentas de volver realidad los ideales

martes, 17 de enero de 2012

Cinco años no son nada o la vida simple de un asilado

Manuel Antonio Velandia Mora
España, 17 de enero de 2012
A los cinco años de mi llegada a España

Este texto está escrito en dos partes: la primera, es el preámbulo a la vida como refugiado en España; la segunda, es  la experiencia de vida después de cruzar los océanos, no para encontrarme conmigo mismo sino para ratificar que la lucha por los derechos de las minorías sexuales y los derechos humanos en general es una lucha importante en un país en el que en medio del conflicto el cuerpo de las mujeres se han vuelto botín de guerra y la iglesia ha olvidado su misión de amor para sembrar el odio.

Cuando vi a dos mujeres con abrigo de piel, caminando sobre la nieve en la playa de La Concha, en San Sebastián, País Vasco, tuve la certeza de que nada sería similar a mi vida en Bogotá. Ya vislumbraba algunos cambios radicales cuando en los días previos a mi viaje al Reino de España soñaba que llevando conmigo un carrito de supermercado repleto de libros y una lámpara, estaba mendigando por las calles sin que nadie me diera una moneda; una imagen cercana a la de la situación de algunos “home less” que había visto en New York y San Francisco.

No salí de Colombia porque lo tuviera planeado sino porque luego de víctima de un atentado terrorista y de un buen número de llamadas telefónicas con amenazaba de muerte, varios sufragios y algunas coronas fúnebres, la gota que colmó la copa cayó sobre mí el 9 de noviembre de 2006, estando en la Gobernación del Valle, en una conferencia en la que hablaba sobre los derechos humanos entendidos como derechos sexuales. En la ronda de preguntas me preguntaron qué significaba para los gay que el senador Álvaro Araújo Castro fuera detenido dentro de lo que se conocía como el escándalo de la "para-política". Yo respondí que si se comprobaba que Araújo era paramilitar yo prefería que el proyecto de ley sobre los derechos civiles de las parejas del mismo sexo se cayera a que una persona asesina defendiera mis derechos, que en ese caso yo elegiría que me los siguieran violando cada día.

Los asistentes eran  LGTB, estaban grabando audio y video y no me preocupó,  pero cuál no sería mi sorpresa  al recibir una llamada de la Senadora Piedad Córdoba diciéndome que acababa de oírlo en la radio y que el periodista Dartañan  nos invitaba a su programa de TV esa misma noche, para que habláramos al respecto. No pude hacerlo por tiempo y distancia. Las “declaraciones” se “filtraron; se publicaron dos días después en El Espectador como frase política destacada. Ese mismo día y tarde las llamadas de amenaza de muerte se ampliaron a mi familia. Piedad Córdoba me recomendó salir del país.

Unos días después informé a mis estudiantes en la UCC de Bogotá las dificultades para terminar mis cursos.  Una de ellos,  Gloria Inés Flórez Schneider (hoy Parlamentaria Andina), de “La Asociación MINGA –“me invitó a reunirme con el “Programa No gubernamental de protección a defensores de derechos Humanos en Colombia”. En ese mismo programa me encontré con José Luis Campo Director de Benposta a quien ya conocía por haber sido voluntario en algunas de sus acciones. El Programa me brindó ayuda fundamental: asistencia emocional por medio de Ludivia Giraldo, apoyo en la toma de decisión, me mostraron la importancia de obtener avales y conseguir pruebas pertinentes para soportar el caso; avalaron mí caso ante el Subdirector Adjunto de Asilo de la Dirección General de Política Interior de España, me colaboraron con 2950 euros, siendo esta la única ayuda económica que he recibido hasta el momento por dicho concepto.

Se decidió que la mejor alternativa era solicitar una visa española de estudiante. Me comuniqué con mi hermano Crisanto y su mujer Stella Betancourt para que me apoyaran desde España en la solicitud a la Universidad del País Vasco para realizar formación doctoral.  El 19 de diciembre, José Ramón Orcasitas director del doctorado, me informó la aceptación y que se había enviado copia de la resolución a la Embajada en Colombia.

Mis estudiantes  sociólogos decidieron que los cursos de “Filosofía de la ciencia aplicada a la Sociología” y de “Diseño de un proyecto de investigación” los termináramos en trabajo intensivo durante un fin de semana, en un lugar apartado de la ciudad. La experiencia previa de haber ido a dar clase acompañado de un policía guardaespaldas no me fue agradable  y menos para los alumnos, así que con estos antecedentes como cortapisa esta fue la mejor prerrogativa y así se hizo.

La entrega de la visa demoraba casi un mes. Mientras estuve escondido; no hablo aquí sobre quiénes me ayudaron porque no quiero afectarlos de ninguna manera, pero es evidente que la situación emocional durante esos días fue muy complicada. La visa me la entregaron el 15 de enero.  Cuatro días antes había regresado a Bogotá  para organizar la partida. Las cosas que debían acompañarme se redujeron a lo que cabía en dos maletas grandes, una y otra vez metí y saqué cosas en ellas; del resto de pertenencias, unas pocas las entregué a amigos y familiares (algunos no fueron porque no querían pasar por el dolor de la despedida); las otras ni siquiera hoy sé quién las tiene porque fueron repartidas, regaladas, donadas o dadas a guardar.

La noche anterior al viaje estuve con mis amigos más cercanos, tomamos vino y un poco de queso azul; de vez en cuando llorábamos. Hacíamos bromas muy seguramente para no tener que enfrentar la realidad. Se fueron todos al mismo tiempo, tan sólo se quedaron Ricardo, Andrés y Mario, ese novio con quien viví una relación que nació ya casi a punto de terminarse  porque decidí que la vida de mis familiares y la mía eran más importantes que quedarme esperando que a cualquier hora y en cualquier lugar intentaran matarme.

El cansancio pudo más que mi temor y decidí dormir las dos horas que faltaban para desplazarme al aeropuerto. Se repitió aquel sueño en el que yo caminando por calles desconocidas pedía monedas a los transeúntes. Me desperté sobresaltado, temeroso de que pudiera ser realidad. No tenía la menor idea de cómo iba a ser mi vida de asilado pero prefería creer que nunca llegaría a esos extremos.

Revisé rápidamente mi vida, recordé montones de compras inútiles y gastos innecesarios. Me dije a mi mismo que ser marica y no tener hijos a quien heredar no era una razón suficiente para tener tan pocos ahorros, pensé en que igualmente mis muebles, mi bien equipada cocina, mis libros, mis obras de arte quedarían en manos de otros, que muy seguramente nunca las volvería a tener conmigo y me dije a mí mismo que igualmente esas inversiones eran tan efímeras como la misma vida.

Respiré profundo, me vestí de prisa, tomé rumbo al aeropuerto y al encuentro de una nueva vida, no tenía sentido preocuparme por lo que había hecho o dejado de hacer porque si de algo estaba seguro era que había vivido la vida que quería vivir y luchado por lo que debía luchar.

En medio de un conflicto armado generado por el negocio y la propiedad de las tierras, la venta ilegal de armas y el narcotráfico, el 16 de enero de 2007 salí de Bogotá hacia España, luego de una pequeña escala en New York llegué a Madrid. Las maletas se refundieron en USA y llegaron tres días después. Legué a San Sebastián el 17, en plena nevada, con mi única riqueza material: la ropa que traía puesta  -que no era propiamente para invierno- y una pequeña maleta de mano con el computador, dos libros, la cámara fotográfica y un cepillo para los dientes.