lunes, 18 de junio de 2007

SER MARICA es cosa seria, es cuestión de

¿Y es que en Colombia a los gay los discriminan tanto como para que busques asilo político en España? Esta pregunta dicha por un ciudadano español demuestra no solo un desconocimiento de la situación política de Colombia sino además de la de los derechos humanos y de los derechos sexuales de los homosexuales y las lesbianas tanto en mi país como en España y el resto del mundo.

Ay, no me digas marica, dime gay” decía un amigo que pensaba que lo mas ofensivo que alguien pudiera decirle era precisamente la palabra marica”. Popularmente se oye en Colombia un chiste que dice: “Luís Caballero (un importante pintor) era gay”, “el doctor que atiende a mis hijos es homosexual”, “el peluquero que me corta el pelo es marica”, “el que se aprieta el cinturón y se para en la esquina de la séptima con 19 (la zona mas céntrica de Bogotá), es una loca”. Las anteriores son formas populares de diferenciar algo común es las personas a las que el chiste hace referencia: son homosexuales.

Es como si los términos para referirse a la homosexualidad tuvieran clase, cachet, performance… para la muestra un botón, cocido a las más recientes noticias en nuestros medios de comunicación y recordando al Señor Cuello, Presidente de la Cámara de representantes, quien dijo en tono desafiante, en el debate sobre los derechos civiles de las parejas del mismo sexo aprobado el pasado 15 de junio, "Espero que aquí más adelante no aparezca la foto de alguno de nuestros colegas haciendo de drag queen en la Caracas" (una vía de Bogotá famosa por la presencia de transvestis trabajadoras sexuales, mas no por las drags).

“Nadie le respondió, pero hubo sonrisas en algunos congresistas”, comentaron al respecto en el periódico El Tiempo (el diario de mayor circulación en Colombia). Queriendo representante y periodista hacer referencia a que en la Cámara y en el Senado hay homosexuales. Por supuesto que los hay, pero hace parte de su intimidad hacerlo publico o no, sin embargo para otros esto hace parte de nuestra vida pública.

De todas formas por si alguno de los/las lectores lo duda yo soy marica, de esto tomé conciencia hace muchos años, más exactamente en 1979, cuando en el Movimiento homosexual colombiano, del que fui cofundador con León Zuleta en 1976, me querían vetar por “amanerado” y yo les respondí poniendo un pasacalle que decía “ser marica es cosa seria, es cuestión de hombres” y lo reafirme cuando un camionero, en la esquina de la calle 60 con Avenida Caracas en Bogotá, en 1991 me grito “adiós mariquita” y yo le respondí “adiós heterosexual”, él me reviró “eso no es un insulto”, a lo que yo le agregué “que me diga marica, tampoco, porque eso es lo que soy y me hace feliz”, y me sentí plenamente auto reconocido por lo que seguí caminando alegre y sonriente mientras imaginaba la cara de sorpresa de mi interlocutor.

Autodeterminarse como marica es trascender la violencia social y la homofobia hacia un discurso político. Marica viene de María, pero yo sé que no soy mujer, soy homosexual. Si alguien ahora me dice marica tengo claro que yo le puedo decir heterosexual y si él no se molesta por ello, yo menos, porque al fin y al cabo eso es lo que somos.

Sé que a algunos (homosexuales y no) les molesta que yo me refiera a otros homosexuales o a mi mismo como marica, pero hacerlo es una manera de reivindicarme desde la opresión, de reconocerme homosexual y de asumir que "ser marica es una cosa sería, que es una cuestión de hombres". Es esta misma reivindicación la que me une a las mujeres que no desean llamarse homosexuales sino lesbianas o areperas para designarse a sí mismas, ya que ellas, igualmente se decidieron a utilizar, para autodefinirse, palabras consideradas insultantes o denigrantes.

Aun cuando la contradicción social nos apoya en nuestro proceso de construcción de identidad sexual y de orientación sexual; la diferencia posibilite la trascendencia y el desarrollo; ser agredidos, separados, estigmatizados y maltratados nos haga cada vez mas fuertes y claros con nosotros mismos y con los demás; y todo lo anterior nos ayude comprender aun más qué son los derechos humanos y los derechos sexuales y reconocerlo publicamente logre que nos asuman en nuestra individualidad, todo ello no es una razón para que nos apoyen o para que nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo y estudio se ensañen con nuestra diferencia. Crecer se hace mas fácil desde el amor y el respeto que desde la violencia.

“Marica” o “lesbiana” nunca han sido palabras incorrectas o denigrantes. Son la homofobia y lesbofobia (socializada o internalizada) las que les han dado matiz peyorativo, y la fuerza y contenido que nosotros homosexuales y lesbianas les damos, las que han logrado acorralarnos y hacernos sentir diferentes.

La autodiscriminación despierta compasión, lastima, estigma, marca la diferencia. No podemos exigir respeto, solidaridad, amor, compañía si nosotros(as) mismos no lo tenemos para con nosotros(a) y para con los otros con quienes tenemos tanto en común. Si nosotros somos homofóbicos o lesbofóbicas ¿qué podemos esperar de los demás?

Quiero recordar una afirmación expresada por una de las liderezas de Triángulo Negro -el colectivo de lesbianas y mujeres bisexuales-: ¿quién va a negar, en este país, que las arepas son fabulosas? Siguiendo la misma línea podremos afirmar que los maricas somos un ejemplo social: les decimos a los heterosexuales como vestirse, cuál loción usar, como arreglarse, conquistar a una mujer, lucir más machos y sexy, somos los galanes de las telenovelas, les leemos las noticias (inclusive las del fútbol y las económicas), estamos en todos los espacios sociales, generalmente somos el centro de los afectos familiares, y tenemos una economía más clara y resuelta que muchos heterosexuales.

Nos reconocemos siendo maricas porque serlo nos hace plenos y felices. No queremos –como muchos heterosexuales creen- convertir a nuestros hijos, primos, sobrinos, hermanos, tíos, vecinos, compañeros o pastores en homosexuales, primero porque sabemos que esto no se pega, no se prende, no se trasmite; segundo, porque reconocemos que ser marica -con tanta homofobia junta- es muy difícil y no queremos que sufran, y tercero, porque si así nada más hay tanto de donde escoger, la vida se nos haría más complicada con tanta gente tan maravillosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pUES HOMBRE, MUY VALIENTE UD. ES UN EJEMPLO MAS PARA AQUELLOS QUE HOY EN DÍA TEMEN DAR LA CARA AL MUNDO PORQUE SE SIENTEN O SON PERSEGUIDOS POR ALGO QUE COMO UD DICE: "LOS HACE FELICES".

SALUDOS Y BUENA ENERGÍA PARA UD Y LOS SUYOS.

CON ADMIRACIÓN Y RESPETO, UN HETEROSEXUAL MAS.